Interrumpir y romper…
ponerle un freno a nuestras vidas, de vez en cuando
y así vivir otras vidas y seguir siendo una misma…
No es una búsqueda, sino una carrera de encuentros.
Interrumpir y romper…
Así la historia de nuestra vida, serían nuestras historias…
todas ellas distintas… distantes…
y al mismo tiempo, la unidad perfecta que, poco a poco,
va dando sentido y realidad a la vida.
Jugar a descubrir nuevas impresiones, nuevas amarguras…
Jugar a contradecir nuestros gustos, nuestros placeres…
Jugar a dar con la combinación perfecta del caos…
Jugar con el deseo y que los deseos jueguen imponiéndose
al absurdo compromiso del deber.
Renunciar, con frecuencia, a la estupidez
que confunde ser… con estar…
Y dar rienda suelta a la anhelada libertad.
Soñar con ella… convertir las expectativas en recuerdos
y compartir, a solas, el placer de haberlas vivido.
Llegar a reírme de esta inútil ansia por llorar…
y no pensar que es cierto que no se pueda volar…
Viajar con la misma frecuencia con que soñamos
y deleitarnos con la posibilidad de ser cuanto renunciamos,
recuperando corajes y certidumbres.
Y así estamos… a pesar de cuanto hacemos.
lunes, 22 de septiembre de 2008
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