Sucede cuando me
miras.
Se esconden las
intenciones y emerge un susurro.
Una especie de ruido maduro.
Un ruido melódico que recuerda sonidos jamás
interpretados.
Parece silencio. Es
ruido.
Sobreviene a un
ritmo estrambótico,
en imágenes
esperpénticas,
en solitarias
armonías.
Y una clase de
enredo,
una encrucijada de
evocaciones que se me antoja brujería.
No queda rastro de otro tiempo.
No queda rastro de
otros espacios.
El paisaje no tiene rincones, ni límites.
No es un paisaje
cualquiera.
Es un paisaje
lejano, extraño.
Un paisaje remoto.
Y aunque prosigue
la mirada,
no ciega, no
menguante,
es mirada tuerta,
mirada apaciguada
por un clamor exhausto
un cansado deseo de
lo eterno que se torna efímero.
Pasó el tiempo. Desapareció.
Pudieron ser
sueños…
Fue sólo el sueño.
Buenas noches
podría decir
Buenas noches…
No hay comentarios:
Publicar un comentario