domingo, 9 de agosto de 2009

INCOMPATIBLE REBELDÍA

A los despojos irremediables de la sumisa quietud,
me detiene la certidumbre de una sospecha,
paisaje de fotografías envejecidas por un triste apaciguamiento,
degradadas al efímero recuerdo de una imaginación ilimitada.

Las batallas tendieron la trampa y en ella se desvanecieron.
Surco de utopías. Dónde fallece tu desencuentro?

Reconocí el espectáculo entre tanta banalidad
y sentí morir el deseo impetuoso de seguir luchando

Tendrá límites la injusta agonía de tu recuerdo?
Vendrás… vendrás vistiendo de negro.
Vendrás, flor en mano, a cobijarme el insomnio?
Sé que vendrás, al final vendrás.

Y será ridículo el recuerdo de nuestro encuentro
Será inútil el desahogo de un pecho ofuscado.

La fatalidad devendrá, sólo entonces, nuestro rincón favorito,
aunque sea espacio hostil, casi pasajero, será nuestro.

Y dime, cómo se reconoce la muerte?

Vestías de negro, llorabas recuerdos,
impedías sollozos y sentenciabas males.
Pudiste retroceder. Supiste hallar el final perfecto.

Por qué te rendiste, después de tanta suerte?