lunes, 22 de septiembre de 2008

A QUIEN COMPUSO ESA CANCIÓN

Se me antoja la vida como un precipicio
Allí me precipito, arrojándome, no al vacío
sino al lugar donde todo… todo se termina.

La vida… como enfermedad que nos va llevando
poco a poco hacia la muerte,
tiene esa tremenda y particular sumisión
que inventaron y construyeron para evitar la soledad.
le dieron forma, y le pusieron nombre…
y hubo quien se atrevió a propagarlo…
mataron también en su gracia e incluso le compusieron una canción…

Y ahora sé, que para nacer, primero hay que olvidar.
Ignorar esa nostalgia de lo vivido y brindarnos un rincón en el tiempo
donde sólo pueda evocarse, lentamente, la imagen del porvenir.

La tristeza, como el amor, tuvo su esplendor
sólo porque en una ocasión nos conmovió.
Se enfrentó a la ira de cualquiera de nuestras heridas
y venció.

Conocimos la derrota a pesar de la certeza de saber
que aquella no era nuestra guerra.

Retuvimos la imagen falsa de una ficción,
ante el desprecio de nuestra propia intuición.
Descreyendo del poder que nos otorga haber vivido.

Y así, alrededor del mundo
hay personas que van en busca de reconocerse
atraviesan puertas como Alicia atravesó el espejo;
sólo por rendirse al baile del azar.
Y compiten.¿Cuál será su lugar en el mundo?

¿Y el nuestro?

TESTIMONIO

Interrumpir y romper…
ponerle un freno a nuestras vidas, de vez en cuando
y así vivir otras vidas y seguir siendo una misma…

No es una búsqueda, sino una carrera de encuentros.
Interrumpir y romper…

Así la historia de nuestra vida, serían nuestras historias…
todas ellas distintas… distantes…
y al mismo tiempo, la unidad perfecta que, poco a poco,
va dando sentido y realidad a la vida.

Jugar a descubrir nuevas impresiones, nuevas amarguras…
Jugar a contradecir nuestros gustos, nuestros placeres…
Jugar a dar con la combinación perfecta del caos…
Jugar con el deseo y que los deseos jueguen imponiéndose
al absurdo compromiso del deber.

Renunciar, con frecuencia, a la estupidez
que confunde ser… con estar…
Y dar rienda suelta a la anhelada libertad.
Soñar con ella… convertir las expectativas en recuerdos
y compartir, a solas, el placer de haberlas vivido.

Llegar a reírme de esta inútil ansia por llorar…
y no pensar que es cierto que no se pueda volar…

Viajar con la misma frecuencia con que soñamos
y deleitarnos con la posibilidad de ser cuanto renunciamos,
recuperando corajes y certidumbres.

Y así estamos… a pesar de cuanto hacemos.

jueves, 4 de septiembre de 2008

ESTANQUE

En el amanecer sospechoso de ausencias
que jamás comprendieron la causa indescifrable de su fragilidad
que disfrazaron su fugaz despedida ocultando la razón del adiós
que prescindiendo de todo hallaron un refugio.

Lejos. Distantes.
Las ausencias nos honraron de nostalgias superfluas, triviales.
Y en el enigmático descubrimiento de su significante desperdicio
nos legaron las cenizas de un recuerdo inútilmente evocado.

Decir adiós.
Un compromiso irreconciliable con la vida.
Una despedida perversa.
Como el suicidio premeditado de una idea.
Poco a poco se desvanece y nos queda el vacío en la mente

Así converge el desértico desván de nuestro pensar
con la ofuscación y el ciego temor al sinsentido
y emerge una rareza de felicidad mediocre, singular.
Dream is coming
Y renace un sentimiento cándido
que nos convierte en el resumen perfecto de la insatisfacción madura.